El 9 de febrero de 1821 se reunieron en la ciudad de Yauyos los jefes de los diversos grupos guerrilleros, con la finalidad de proclamar la Independencia de Yauyos y coordinar acciones sobre su organización y mando. El comando recayó en Juan Evangelista Vivas de Laraos. Los demás, se comprometieron en engrosar sus filas con voluntarios, armarlos con lo que había y difundir las ideas de libertad e independencia entre la población. Se preparaban para un eminente ataque de las fuerzas del rey de España por haber capturado y ejecutado a diversas autoridades adictas al régimen español, entre ellas al ultimo alcalde español de Yauyos Andrés Pizarro y otros principales dueños de minas. Entre los principales jefes de las guerrillas de Yauyos figuran:
1.- Juan Evangelista Vivas de Laraos
2.- José María Palomo de Laraos
3.- José Guillermo Cayro de Huancachi
4.- Pascual Cayro de Huancachi
5.- Ciriaco Lovera de Huancaya
6.- Francisco Villafanes de Pampas
7.- Diego Torrico de Pampas
8.- Marcelino Huamán de Viñac
9.- Mariano Brun de Quinches
10.- Mariano del Carmen Lucas de Ayavirí
11.- Valerio Valdez de Huantán
12.- Justo Germán Muñoz de Huantán
13.- Pedro Loli de Huantán
14.- Diego Quiroz de Huantán
15.- Cirilo Correa de Luanhuana
16.- Lorenzo Porras de Huañec
17.- Gregorio Rivera de Huáñec
18.- Francisco Lobatón de Cacra.
El general del ejercito libertador Álvarez de Arenales refiriéndose a las partidas de guerrillas de Yauyos señala - según cita el libro Yauyos en la Guerra de la independencia de Winston Reyes: "quienes con sus montoneras y guerrillas atacaron al ejercito realista, al paso por aquella provincia con dirección a Jauja. es justo confesar en honor a ellos, que nadie había imaginado, que llegarían a tan extremo su decisión y arrojo, así estos Yauyos tan atrevidos y valientes como sus vecinos los Huarochirí."
Las guerrillas de Yauyos pasaron a la historia como muestra de valor y patriotismo sin limites, hombres armados con lo que había, jamás dudaron en enfrentarse al enemigo en defensa de su suelo y sus acciones resuenan en la eternidad.